Diseño: si querés sumar, restá!
La conocida frase (y repetida hasta el cansancio) del célebre arquitecto Mies van der Rohe “Menos es más”, parece tener más vigencia que nunca en este 2017. Es que las nuevas tendencias en imagen se caracterizan por contar con un estilo simple y despojado, donde predominan la espontaneidad y la fuerza viva del color. Atrás quedaron los detalles decorativos y el agregado de elementos sin sentido; hoy la prioridad está en la “funcionalidad”. Esto se debe, en gran medida, a la necesidad de adaptarse de manera sencilla a la gran cantidad de dispositivos que existen en el mercado y que requieren, a su vez, de una buena lectura y fácil reconocimiento.
El diseño responsive
Seguramente has escuchado hablar numerosas veces del diseño “responsive” (responsive design, también llamado diseño adaptativo), y te preguntaste a qué hacía referencia ese término. Pues bien, se trata de aquel diseño que se adapta de forma óptima a cualquier dispositivo tecnológico de la actualidad. Esta cualidad permite visualizar de manera correcta cualquier sitio web o aplicación desde diversos dispositivos. Consiste en redimensionar estos elementos para que se ajusten a las medidas de cada dispositivo, mientras que también reduce el tiempo de desarrollo, evita la duplicación de contenidos y aumenta la viralización de los mismos.
Estas nuevas realidades tecnológicas le marcan un camino a seguir al mundo de la imagen, sobre todo cuando hablamos del diseño gráfico: simpleza, adaptabilidad, síntesis, identificación y minimalismo. Por ejemplo, contar con un logotipo bien diseñado, será crucial a la hora de su aplicación en diferentes plataformas, que exigirán manipularlo de manera distinta, sin perder por ello legibilidad e identificación.
Las redes demandan frescura
En cuanto a las imágenes que circulan por las redes sociales, vemos una creciente tendencia por aquellas más naturales, sin tanto artilugio ni efectos agregados digitalmente. En este sentido, basta con hacer un pantallazo por la red social Instagram y se encontrarán un sinfín de ejemplos que ilustran esta característica.
Otro detalle a tener en cuenta, radica en el creciente interés por lo espontáneo, sin pensar tanto en la pose de la toma, sino en lo que sucede casi por azar (aún en situaciones donde exista una mini producción, todo debe simular una improvisación), con un estilo más divertido y descontracturado.
Ante esta realidad manifiesta, las marcas también se replantean sus estrategias visuales y se basan en ella para planificar sus campañas de promoción y publicidad. Esta cultura de la imagen en la que vivimos, nos exige estar atentos a los continuos cambios que experimenta y que marca las elecciones de consumo que caracterizan a los usuarios y potenciales consumidores, al tiempo que nos mantiene vigentes y activos en un mercado cada vez más competitivo. Esto hace que, muchas veces, nos sorprendamos con la vuelta a las formas clásicas, quizás como una necesidad humana de volver a las fuentes en medio del agobio que genera la vorágine visual contemporánea, donde lógicamente sí, para sumar, hay que restar.
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